En un mililitro de saliva viven tantas bacterias como habitantes tiene China

07/02/2018 - Nuestra salud bucodental tiene mucho que ver con las bacterias que hay en nuestra boca: son más de setecientas especies distintas, y en un mililitro de saliva viven tantos...

Hay que mantener a toda costa el equilibrio de las bacterias orales

Nuestra salud bucodental tiene mucho que ver con las bacterias que hay en nuestra boca: son más de setecientas especies distintas, y en un mililitro de saliva viven tantos microorganismos como habitantes tiene china, la mayoría nos ayudan a degradar la comida; pero otros nos acarrearán problemas de salud si consiguen proliferar y desequilibrar la microflora bucal.

Uno de los microorganismos que hay que mantener a raya es el Streptococcus mutans, bacteria causante de las caries.

¿Y cómo se mantiene en equilibrio la microflora bucal?..

Con una buena higiene y tratando de evitar factores de riesgo, como la ingesta alta de carbohidratos y el tabaco. Los carbohidratos perjudican doblemente, ya que acidifican el ph y hacen que sea ideal para las bacterias; además de crear una “capa pegajosa” en el diente, facilitando que se adhieran al mismo más fácilmente. Por eso, no es que sea imprescindible dejar de consumir carbohidratos, pero sí que hay que vigilar la frecuencia de su ingesta; porque a mayor  frecuencia,  es mayor el efecto nocivo . Es decir, podemos comer postre y luego cepillarnos los dientes; lo que no es recomendable es estar comiendo caramelos continuamente porque el ph se mantiene ácido y eso facilita la proliferación de bacterias.

Se transmiten por la saliva, de manera que, con un gesto tan habitual como limpiar el chupete del bebé chupándolo nosotros, podemos pasar al niño microorganismos patógenos. También las parejas comparten microbiomas bucales muy parecidos, ya que en cada beso se intercambian bacterias; si algunas de ellas son indeseables, pueden contagiar la caries.

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EL AZÚCAR ACIDIFICA EL ENTORNO Y FAVORECE LA EROSIÓN DEL ESMALTE    

La dieta, y sobre todo una ingesta elevada de azúcar, es clave para alterar la microbiota oral. Y no solo nos referimos a los terrones que le echamos al café o a las chucherías, sino también a los refrescos, los zumos industriales, el pan, la pasta, el kétchup… El azúcar puede alterar el colágeno y además acidifica el entorno, lo que afecta a los dientes erosionando su esmalte y dejándolos sin protección ante las bacterias que provocan las caries.

La saliva desempeña un papel protector fundamental. Está repleta de iones de fosfato y de calcio, y de flúor, que remineralizan el esmalte que el ácido ataca. No obstante, en algunos momentos de la vida, la producción de saliva disminuye, como cuando nos hacemos mayores. También algunas profesiones nos hacen salivar menos (las que requieren que hablemos mucho en público o el deporte de alto rendimiento ) y, por eso, estos grupos se consideran de riesgo ante las enfermedades bucodentales.

Si la comunidad de microorganismos se desequilibra y proliferan microbios patógenos, pueden aparecer las caries o la enfermedad periodontal. Aunque la mayoría pensemos en las caries como en los agujeros que aparecen en los dientes, el problema comienza ya con la desmineralización de la pieza, a la que deja sin capa protectora.  

También son útiles  determinados productos  con xilitol o flúor, que también devuelven a los dientes su esmalte.

La enfermedad periodontal resulta más complicada: es infecciosa, inflamatoria y crónica, y además destruye los tejidos de soporte del diente: el “hueso alveolar”. Y pese a que la mayoría  de la población desconoce qué es, alrededor del 35% de los españoles la posee, de acuerdo con un estudio de la Sociedad de Prevención Ibermutuamur- SEPA de 2012.

Lo más importante para prevenir es tener buenos hábitos de higiene oral y visitar al dentista periódicamente.

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